El círculo del poder que sacrificó a Veracruz

Karime Macías, Alberto Silva, Erick Lagos, Jorge Carvallo y Adolfo Mota, el círculo que sacrificó a Veracruz

Con el correr de los primeros meses, la violencia se generalizó en Veracruz; la implementación del Veracruz Seguro en su primera etapa lejos de abatir los índices delictivos y de inseguridad, convirtió a Veracruz en un escenario de enfrentamientos, balaceras y ejecuciones de los grupos delincuenciales que se disputaban la plaza.

El miedo permeaba en todas las regiones del estado, al grado de que en muchas ciudades los ciudadanos se autoimpusieron un toque de queda, y después de las siete de la noche las calles de lugares como Xalapa, Veracruz, Poza Rica, Córdoba, Tuxpan, Coatzacoalcos lucían semivacías.

La decisión de Javier Duarte de ir de frente contra el grupo delictivo de los zetas lo colocó en riesgo; varias fueron las amenazas de muerte contra él y su familia; poco conocido es el capítulo de la detención de un grupo de 30 sicarios en un hotel de mala muerte de Veracruz provenientes de Tamaulipas que traían la orden directa de atentar contra los hijos del mandatario, secuestrarlos y utilizarlos para obligar a Duarte a bajar el nivel de acometida contra ese grupo delictivo.

El riesgo que corría el mandatario y su familia, obligó a convertir la casa Veracruz en un verdadero bunker, se blindaron las puertas, se elevaron las paredes y se reforzó todo el circuito de seguridad alrededor de la vivienda, y la sugerencia al gobernador de parte de diversas instancias de seguridad locales y federales, fue disminuir su actividad fuera de espacios controlados y vigilados, nada de giras, y mínimos los eventos masivos.

Nadie imaginó que esa recomendación, dada en el contexto de una circunstancia de seguridad, marcaría el fatal destino de un gobierno,   de quien lo encabezaba y del estado que gobernaba.

Javier Duarte se acomodó muy pronto a la inactividad política, todos los eventos que se programaban se hacían en Casa Veracruz, muy pocos en palacio de gobierno, y sus giras no fueron más allá de Veracruz, de Tuxpan y de Córdoba.

Poco a poco se fue alejando tal vez sin percatarse de la gente, y ello lo llevó a aislarse de la realidad, colocándose en una burbuja a la que pocos tenían acceso y en dónde se recreaba un Veracruz de cuento de hadas.

En Casa Veracruz eran conocidas las reuniones que hasta altas horas se realizaban en el lugar, la mayoría de las veces con los mismos convidados: Alberto Silva, Erick Lagos, Adolfo Mota, Jorge Carvallo, Luis Ángel Bravo y Karime Macias

Cuando eran reuniones de trabajo, dependiendo del tema se hacían presentes los titulares de las áreas, una vez concluido el asunto, los ajenos se retiraban y la tertulia del círculo del poder continuaba hasta que el mandatario la daba por terminada.

En esas reuniones se gestaron las candidaturas, se definió el destino de los funcionarios non gratos, se inventaron historias para que el Gobernador tomase la decisión de deshacerse de todos aquellos que estorbaban a los favoritos, ahí se acordaban las negociaciones políticas para ganar elecciones, se establecían los tabuladores para los dirigentes partidistas y se recreaban e imaginaban escenarios políticos a futuro para perpetuar al duartismo. Todos se imaginaban ser los sucesores, y se apostaba en qué orden gobernarían la entidad.

El aislamiento y la inactividad política provocaron que Javier Duarte empezara a cometer errores y excesos de carácter personal que pronto se convirtieron en chismes públicos; su debilidad por algunas damas que luego escalaron posiciones políticas era vox populi, y ello provocó tormentas en el paraíso llamado Casa Veracruz.

Ya extraviado el proyecto llamado Veracruz, y a modo de compensación y para ocuparla, el gobernador empezó a compartir con su esposa el ejercicio del poder.

Karime Macias, mujer inteligente que muchos consideraron sería el factor de equilibrio y de fuerza en la administración, se dejó llevar por la vorágine del poder.

En algún momento el gabinete recibió de manera sorpresiva la orden de acordar con la primera dama todo lo referente a la agenda y proyectos de gobierno.

Karime convocaba a los titulares de las áreas y definía la agenda de su esposo, y ordenaba las prioridades que el gobierno debía atender.

Javier tiene que ser recordado por obras espectaculares y concretas; ningún caso tiene ocuparse en cosas menores, era la instrucción que daba a los secretarios de despacho.

Decidida a meterse en política, se hizo cargo en el 2013 de la elección en Boca del Río, ella determinó que Sergio Pazos fuera el candidato y coordinó desde la sombra la campaña, con el afán de ganarle a los Yunes Linares en su territorio, cosa que no logró y que le significó una enorme frustración que la hizo replegarse en procesos posteriores.

Olvidada del DIF estatal, karime Macias y de acuerdo a lo que se ha hecho público, parece que la primera dama decidió ponerse al frente de los negocios familiares, con los resultados que se conocen.

El favorito de Karime Macias era Alberto Silva quien experto en adulación acataba toda instrucción sin chistar, entregándole primero los programas sociales en la SEDESOL y posteriormente el manejo de imagen del Gobierno cuando pasó por Comunicación Social.

Erick Lagos, era en cambio el predilecto de Duarte a quien divertía con sus grillas perversas, con su estilo de tirar la piedra y esconder la mano; obediente sin chistar, y cínico de vocación.

Luis Ángel Bravo, era el dandy de las reuniones, mofa de todos los del círculo por su estilo metrosexual, pero siempre dispuesto a cumplir las órdenes del gobernador cualquiera que fueran.

Adolfo Mota y Jorge Carvallo se movían en ese grupo con cautela, conocedores de los alcances de sus compañeros, esperando el momento oportuno para hacer sentir su opinión y ganar la partida.

Javier Duarte cambió radicalmente en el ejercicio del poder, en alguna ocasión hizo una sincera expresión casi nostálgica al referirse a su actuar en lo general “ nunca pensé que mi escala de valores cambiara tanto”

De ser un hombre amable y cálido, se transformó en un hombre irascible e impositivo; no aceptaba se contradijeran sus órdenes.

Un ejemplo ilustra lo anterior contado por quienes fueron testigos del hecho: una agria discusión tuvo lugar en Casa Veracruz cuando la hoy diputada María Josefina Gamboa atropelló y mató a un hombre; Alberto Silva estimó que era el momento de cobrarle la factura por las agresiones periodísticas al duartismo; Luis Ángel Bravo consideró que era excesiva la decisión de detenerla y encarcelarla, de nada valió la opinión de Karime Macias quien llevada por su instinto materno, le recordó al Gobernador que la entonces periodista era madre de una pequeña.

La reacción de Javier Duarte fue callar airadamente a su esposa, quien molesta abandonó la reunión, y ordenarle a Luis Ángel Bravo que procediera y que cuidara que legalmente no pudiera evadir la acción de la procuraduría.

Conocedores de los exabruptos y estilo del Gobernador, el círculo del poder responsable moral y políticamente de la actual circunstancia que priva en Veracruz, optó por seguirle la corriente en todo, y sacar provecho de la cercanía para beneficio propio, de entrada conseguir el fuero para no ser sancionados por las irregularidades cometidas a su paso por la administración y olvidados todos de Veracruz y los veracruzanos.

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