ACOSO EN POZA RICA


TEXTO IRREVERENTE

Por Andrés Timoteo
En su terruño le apodan “Chiqui-chairo”, pero a él le agrada más el segundo mote: “Presidentito” pues refleja el poder que tiene en el municipio. Francisco Javier Velázquez Straffon se cree periodista, se dice analista político y utiliza, cada vez que puede, el argumento de la libertad de expresión para hacer de las suyas. Es el hijo del alcalde de Poza Rica, Francisco Javier Velázquez Vallejo, del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Y el argumento de este individuo para erigirse como comunicador es porque acostumbra a realizar comentarios en blogs y redes sociales sobre temas políticos desde que su papá era candidato a la alcaldía y presume saber más de periodismo de los que llevan años ejerciéndolo. De hecho, ha dicho abiertamente a sus cercanos que repudia a los reporteros que -según él- dicen mentiras de su padre y de Morena.

Pero este señor no se queda en las palabras, sino que ya pasó a los hechos y en confabulación con la exlocutora Beatriz Bonilla Herrera, quien es directora de Comunicación Social del ayuntamiento pozarricense ha emprendido una verdadera andanada contra periodistas de la región, tanto de Poza Rica como de Papantla.

Desde las oficinas de la vocería municipal se armaron campañas en las redes sociales para atacar a reporteros incómodos por medio de ‘perfiles’ falsos para diseminar injurias que no solo atacan la vida privada y a los familiares de los comunicadores, sino que pretenden ligarlos a actividades delictivas. Algunas de esas cuentas falsas son ‘El Pozarricense’, ‘Brisa Galindo’ y ‘Griselda Ferral Torruco’.

La perversión ha llegado al grado de difundir supuesta información sobre células del narcotráfico que operan en la zona norte y ligarlas con los reporteros que han presentado información crítica sobre las actividades del ayuntamiento. Es decir, buscan involucrarlos con grupos criminales en un afán de que sean agredidos por éstos -secuestrados o asesinados, se entiende-.

En este caso hay grandes paradojas. La primera es que la vocera municipal, Bonilla Herrera se atrevió a participar en el acoso criminal contra los reporteros pese a que ella misma se ostenta como periodista e incluso en un tiempo estuvo en la directiva del llamado Frente de Comunicadores de la Zona Centro. ¿De qué se trata?, ¿a la señora Bonilla le gusta el ‘canibalismo’ o lo hará por un puñado de monedas?

La segunda paradoja es que el autor intelectual del acoso, Velázquez Straffon se ostenta como comunicador y en público defiende la libertad de expresión, pero sin recato alguno realiza ataques aberrantes contra los periodistas cuya información molesta a su padre. Todo aquel comunicador que se atreva a hacer preguntas incómodas tanto al alcalde como a los funcionarios se convierte en blanco de los ataques del “Presidentito”, la vocera Bonilla y demás esbirros. Los periodistas del norte ya conocen tal consigna.

CÓMPLICES DEL ALCALDE

Es más, han llegado al extremo de exigir a las empresas periodísticas el retiro de reporteros malqueridos como sucedió hace unos días cuando la radiodifusora EXA FM de Poza Rica despidió al periodista Fabián Martínez Vicente, luego hacer preguntas críticas a un regidor del ayuntamiento durante una entrevista.

Aquí está la tercera paradoja: se trata de un gobierno emanado de Morena, el partido que se erige como “la esperanza de México” y que enarbola consignas democráticas, entre ellas el respeto a la libertad de prensa. Nada de eso, el gobierno morenista de Poza Rica ha resultado una calamidad para los que se dedican al quehacer periodístico.

El viernes de la semana pasada, los periodistas Lidia López, María Elena Mancilla, Gabino Escamilla, Blanca Pérez, María Elena Ferral, acudieron a la Procuraduría General de la República (PGR) a interponer una denuncia penal para que se investigue la apertura y operación de estas cuentas falsas en redes sociales que difunden libelos que arriesgan el prestigio y la integridad física de los comunicadores aludidos.

Los colegas pozarricenses también denuncian también la complicidad de la Comisión Estatal de Protección -risas- a Periodistas con el ayuntamiento que encabeza Velázquez Vallejo. La paquiderma comisión se ha negado a apoyar a los comunicadores y sus integrantes se han limitado a reunirse con el alcalde y sus funcionarios prometiendo mediar, pero sin defender a los periodistas agredidos.

Tal actitud es explicable por dos cosas, el interventor para proteger al edil es el diputado local, Rogelio Rodríguez, de Morena y porque los vivillos comisionados buscan congraciarse con el gobernador electo, Cuitláhuac García, para permanecer en los cargos. En el afán de seguir en la nómina estatal, la presidenta y el secretario de la fallida comisión han dejado en la indefensión a los reporteros y se convirtieron en una suerte de cómplices silenciosos del edil -y su hijo-.

Vaya cuarta paradoja: en eso terminó la elefantina comisión, defendiendo el “hueso” y a los violadores de la libertad de prensa en lugar de los periodistas. Ante tan impúdica complicidad, se saludaría que la Fiscalía estatal acopie las denuncias de los compañeros y abra las pesquisas sobre el alcalde Velázquez Vallejo y su inestable vástago para frenar el acoso la comunidad reporteril de Poza Rica.

En un Veracruz que durante doce años se padeció gobiernos autoritarios que corrompieron la prensa y se convirtieron en persecutores del periodismo crítico -y que bajo su complacencia hubo un reguero de comunicadores asesinados y otros más desaparecidos- es impensable que la presente administración estatal sea omisa ante el clamor de los compañeros del norte del estado.

Imagínense si el alcalde de Poza Rica y su hijo comenten esos abusos con un gobierno estatal diferente a Morena, qué no harán cuando arribe el próximo gobernador emanado de su partido. El modelo de acoso en ese municipio se podría extender a toda la entidad. Solo recuerden la belicosidad e intolerancia de los ‘chairos’ en las redes sociales. Hay que ponerles un alto desde ahora

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